"El Rostro es el espejo del Alma".
Ésta creencia, forma parte de la cultura china más antigua y tradicional.
Nuestro rostro, muchas veces expresa más de lo que nosotros mismos creemos o sentimos.
Por ese motivo inventaron las máscaras y su uso fue tan importante en la antigüedad; época en la cual, incluso los Jueces las utilizaban con el objeto de no descubrir sus verdaderas impresiones.
Actualmente no usamos máscaras, pero si maquillaje. Unas veces para esconder algún desperfecto físico, otras porque la tendencia simplemente lo exige, y en ocasiones para esconder nuestro estado de ánimo. Que en esencia, es lo mismo que marca la tradición china.
El maquillaje proyecta una parte de nuestra personalidad y según sea la ocasión o el tipo de cosméticos (colores, intensidad) podemos resaltar ciertos aspectos como la mirada, a la vez que ocultamos otros, como sutiles defectos en la forma de la boca que podemos corregir con el pincel.
Esto nos da la posibilidad de adecuar nuestro rostro a la situación, como si de un traje se tratase.
Zonas como la boca, la frente, las mejillas, los ojos y la nariz deben reflejar vitalidad y si mejoras su aspecto favorecerás tu suerte personal.
Qué cómo funciona ésto ? muy sencillo... como muchas otras cosas del Feng Shui, a través del sub-consciente. Nuestro cerebro está programado de forma natural, para buscar en las caras de otros, rasgos simétricos que nos indiquen salud, belleza y perfección.
Las personas que posen estas características, siempre tendrán una parte del terreno ganado. Por ejemplo, en una entrevista de trabajo, aumentarás tus posibilidades de acierto, si reflejas un aspecto saludable y alegre.