El Feng Shui y la Dieta Mediterránea!

El mejor ejemplo de buen Feng Shui en nuestra alimentación, es quizá la “Dieta Mediterránea” que nos aporta, balance alimenticio y equilibro energético.


En la antigüedad, la comida marcaba y mucho las diferencias sociales. Los alimentos de mayor valor proteico provenientes de la caza, eran reservados a los nobles, mientras que la plebe, consumía alimentos más económicos que pudieran obtener de sus propios cultivos y granjas.
De allí nace la “Dieta Mediterránea”, excelentemente valorada en la actualidad por su maravillosa forma de combinar los alimentos del Mar, la Granja y la Tierra, y por su poder para aportar a nuestro cuerpo, no solo balance alimenticio , sino también un excelente equilibro energético.
Sus efectos en la salud, están científicamente demostrados, sobre todo en tópicos cardiovasculares. Se sabe que, en los países que se consume de forma habitual esta dieta, los niveles de obesidad son considerablemente bajos y aumenta mucho el índice de longevidad.
Un buen ejemplo de balance y equilibrio en un solo plato, lo encontramos en el “Gazpacho”. (Palabra que significa mezcolanza, revoltillo y etimológicamente derivada del prerromano “caspa” que significa residuo o fragmento).
El Gazpacho es una sopa fría, de procedencia Andaluza, y es muy frecuente como plato de “verano” en la cocina española.
Curiosamente, sus ingredientes son una combinación perfecta, para lo que en Medicina Tradicional China, se considera una “clave o herramienta terapéutica”, ya que conjuga los “cinco tipos de alimentos”, tales como calientes, templados, neutros, frescos y fríos.
Los ingredientes del Gazpacho son:
El Ajo: que pertenece a los “alimentos calientes” y tonifica nuestra energía “Yan”.
La cebolla, el pimentón, y el vinagre, son “alimentos templados”.
El Aceite de Oliva, como “alimento neutro”.
El trigo de los picatostes, pertenece al grupo de “alimentos frescos”.

Y como alimentos fríos, contiene pepino, sal y, tomate en gran cantidad el cual tonifica nuestra energía “Yin”.
Resulta lógico pensar, que el balance de los alimentos, y el equilibrio energético que estos nos aportan, influyen no solo en un cuerpo físicamente saludable, sino también en una mente sana, y un espíritu más ligero conectado con el todo.