El Feng Shui como filosofía de vida, nos conecta con la consciencia de un “todo armónico” dentro del cual la alimentación juega un papel fundamental para nuestro equilibrio energético.
Según sea el tipo o grupo de los alimentos que ingerimos, aportamos a nuestro cuerpo mayor o menor cantidad de Energía Chi, (Positiva) o Energía Sha (negativa). De allí, que una alimentación sana y equilibrada nos aporta no sólo salud a nuestro cuerpo físico, sino que ese bienestar, se refleja en la forma en que día a día vibramos o conectamos con nuestro entorno (como estados de ánimo).
De la misma forma en que la música, nos conecta con emociones y frecuencias vibratorias, podríamos decir que “lo que comemos” es un calibrador de nuestras emociones y la forma que tenemos de percibir el mundo. Nuestros hábitos alimenticios, son también la forma más sutil que tiene nuestra alma de decirnos cuánto nos queremos, respetamos y valoramos.
